La obra de Axel Hütte, según él mismo señala, huye de lo abstracto, aunque lo roce y no es ni un testimonio documental ni una obra acabada, sino la exploración de lo imposible, por eso, confiesa, es capaz de estar varios días contemplando el reflejo de un árbol en el agua o la forma en la que ésta hace ondas. Solo cuando está seguro de que está viendo lo que nunca antes ha visto, que ha observado el suficiente tiempo, y siente el arrebato "al estilo de los románticos pero en su sentido oscuro y sublime, el que revela que se aproxima la alucinación" dispara su cámara.
Neo
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